Los investigadores trataban de determinar el lunes si José Fernández iba al timón de una lancha de pesca deportiva que se estrelló contra un rompeolas el domingo por la madrugada, en un accidente que le costó la vida al lanzador cubano y a otros dos ocupantes de la embarcación. El bote estaba a su nombre, indicaron las autoridares, contrario a los reportado inicialmente de que la misma era propiedad de uno de los otros tripulantes.
La lancha SeaVee, de 32 pies de eslora, chocó contra las rocas en el extremo meridional de South Beach, aproximadamente a las 3:15 de la madrugada del domingo, de acuerdo con la Oficina Forense de Miami-Dade.
Guardacostas que realizaban un patrullaje descubrieron los restos del bote unos 15 minutos después. Estaba volcado, con los motores parcialmente sumergidos. La proa apuntaba hacia el cielo, y había varios fragmentos de la nave esparcidos entre las rocas afiladas.
Los investigadores analizan los restos de la lancha en una instalación segura, informó el lunes la Comisión de Conservación de Peces y Vida Silvestre de la Florida, mediante un comunicado.
En la colisión murieron también Emilio Macías, de 27 años, y Eduardo Rivero, de 25, precisó Darren Caprara, director de operaciones de la oficina forense.
El choque ocurrió en la desembocadura del Government Cut, un canal muy transitado por cargueros y cruceros, así como por embarcaciones menores utilizadas para la pesca o la diversión.
La zona está bien iluminada de noche, por las luces de neón de los hoteles y los condominios en South Beach. Sin embargo, ello puede provocar también reflejos que dificultarían visualizar la ruta más segura por el canal, comentó Terry Claus, capitán de embarcaciones alquiladas para la pesca.
«Especialmente si vas rápido, hay mucho que tomar en cuenta», dijo Claus. «Hay muchas luces, muchas boyas de señalización para los cruceros, destellos de luces rojas, verdes y blancas, y hay muchos botes por ahí. Hay que estar alerta e ir a baja velocidad».
Las fotos de la embarcación en la que murió Fernández, difundidas por la prensa, parecen mostrar que contaba con luces interiores azules. Ese elemento decorativo habría dificultado la visibilidad por parte del capitán, opinó Claus el lunes.
«Estás rodeado por todas estas luces azules y no puedes ver lo que está frente a ti», explicó. «Se supone que esas luces azules deben estar encendidas en el muelle para que la lancha se vea bonita, pero cuando estás en el océano, todos pueden verte, sin que tú puedas ver a nadie».
Rob Klepper, vocero de la Comisión, dijo que no podía confirmar si la lancha tenía esas luces interiores.
A las 3:15 del domingo, la marea había subido, y el rompeolas que protege la entrada del canal estaba parcialmente sumergido. Si la embarcación iba tan rápido como para que la proa se levantara desde la superficie del agua, «es bastante posible que él no haya podido ver las rocas que estaban enfrente», especuló Claus.