El bateo en Grandes Ligas está en su momento más bajo desde 1972, cuando el uso del designado era un experimento en juegos de pretemporada.
El promedio de bateo este año fue de .251, un declive de dos puntos con respecto al de la pasada campaña y 20 menos en comparación al pico de 1999, en pleno apogeo de la Era de los Esteroides. Jugadores como Ryan Howard, Adam Dunn, B.J. Upton, Brian McCann y Curtis Granderson, ni siquiera alcanzaron ese promedio.
La última vez que el porcentaje declinó a una cifra tan baja fue con el .244 en 1972, lo que provocó que los dueños permitieran que los clubes de Grandes Ligas empezaran con el bateador designado al año siguiente.
Justin Morneau, de los Rockies, fue el líder de la Liga Nacional con .319, el promedio más bajo para un campeón de bateo en cada liga desde que Tony Gwynn registró .313 para San Diego en 1988.
Mike Trout, el astro de los Angelinos de Los Ángeles, acumuló 111 carreras remolcadas, la menor cantidad para el líder de la Americana desde las 109 de Lee May (Orioles) en 1976. Apenas 12 jugadores consiguieron remolcar 100 o más carreras, el monto más bajo con respecto al récord de 59 en 1999.
Los cerradores y preparadores dominantes han causado que el promedio al bate a partir del séptimo inning fuera de .241, el más pobre desde 1974.
Los equipos promediaron 4,07 carreras por juegos, la cifra más baja desde 1981 y en descenso al compararla con el 5.14 en el. El promedio de jonrones por juego, de 0.87, no había llegado a un punto tan bajo desde 1992.